Protectores solares de administración oral: qué esperar de ellos
Con frecuencia los médicos estéticos debemos recomendar a nuestros pacientes medidas de protección contra la luz solar directa pues conocemos los efectos deletéreos que su exceso puede ocasionar en la piel y en su apariencia. En especial la luz UV - tan copiosa en nuestra latitud- tiene efectos carcinogénicos comprobados, daña los ácidos nucléicos (ADN y ARN) de las células y promueve la producción de "especies reactivas de oxígeno" (ROS), potentes oxidantes considerados responsables principales del envejecimiento de la piel.
Ofrecer consejos específicos sobre el tipo de protección que un paciente particular debe usar, sin embargo, escapa muchas veces a nuestras posibilidades prácticas dada la gran rapidez con que cambia la oferta de productos disponibles en el mercado, en especial el de las lociones y protectores solares de uso tópico. Como sabemos estos protectores vienen marcados con distintos grados de protección (SPF), y aunque tal índice puede ser inexacto, el propio paciente tiene la posibilidad de encontrar el producto que en su propia experiencia se acomoda mejor a sus necesidades.
Distinto es el caso de los protectores solares de administración oral de creciente aparición en el mercado. A este respecto preguntémonos: ¿sirven de algo realmente los protectores solares administrados por vía oral? Sin ninguna duda la respuesta es SI. Veamos cómo, porqué y en qué medida.
El caso mejor documentado sobre fotoprotectores de uso oral corresponde a los carotenos. Un ensayo clínico controlado realizado en la Universidad de Hohenheim (Alemania) en 2002 [1] mostró que la administración oral de cápsulas de un extracto de carotenos de tomate y uva con vitaminas E, C y selenio (Seresis®) durante 16 semanas (8 cápsulas diarias) a 48 jóvenes voluntarias con piel tipo II tuvo un efecto protector contra el eritema provocado deliberadamente por la exposición experimental a radiación UV durante un lapso de dos semanas continuas subsiguientes al tratamiento. Igualmente la intervención protegió contra el aumento de enzimas degradativas (metaloproteinasas) en la piel producido por la radiación. Al año siguiente, un grupo de investigadores del Hospital San Luis de París reportó[2] que la administración oral de dos tabletas diarias de una preparación de carotenos (cualitativamente similar a la utilizada por los alemanes) durante 7 semanas a 25 adultos caucásicos con fototipos II y III produjo en ellos protección contra eritema experimental causado por exposición a UV, así como contra la acumulación de lipoperóxidos, al tiempo que favoreció la producción endógena de melanina en la piel expuesta.
Ensayos clínicos posteriores han igualmente confirmado este tipo de resultados, demostrando además de manera fehaciente que el contenido de carotenoides en la piel puede ser modulado por la ingesta de alimentos que los contienen, en particular frutas, vegetales y sus jugos.[3] Otros estudios sugieren que los carotenos administrados por vía oral son almacenados en el tejido graso y liberados lentamente a la piel donde pueden permanecer por más tiempo que cuando los mismos son aplicados en forma tópica.
Vistos estos datos queda poca duda sobre la conveniencia de indicar la ingesta de fotoprotectores de tipo carotenoide como parte importante de las medidas de fotoprotección, en particular para pacientes con fotosensibilidad cutanea aumentada.
Especial mención dentro de los carotenoides ingeribles con efecto protector merecen las llamadas astaxantinas, pigmentos liposolubles de color rojo extraíble de especies marinas incluyendo crustáceos y algas rojas. En efecto pequeñas dosis (4 mg/día) del producto administradas oralmente durante 10 semanas mostraron efecto protector contra el eritema y la pérdida de agua causada por radiación UV, así como una mejor percepción subjetiva del estado de la piel por los propios pacientes.[4] Dadas las propiedades adicionales de las astaxantinas como anticancerígenos, extraña poco que investigadores chinos tanto en Asia[5] como en Estados Unidos[6] se encuentren actualmente abocados al desarrollo de nanopartículas solubles de estos pigmentos con el fin de mejorar su biodisponiblidad por vía oral.
REFERENCIAS:
1. Greul, A. K., Grundmann, J. U., Heinrich, F., Pfitzner, I., Bernhardt, J., Ambach, A., ... & Gollnick, H. (2002). Photoprotection of UV-irradiated human skin: an antioxidative combination of vitamins E and C, carotenoids, selenium and proanthocyanidins. Skin Pharmacology and Physiology, 15(5), 307-315. Pubmed
2. Cesarini, J. P., Michel, L., Maurette, J. M., Adhoute, H., & Bejot, M. (2003). Immediate effects of UV radiation on the skin: modification by an antioxidant complex containing carotenoids. Photodermatology, photoimmunology & photomedicine, 19(4), 182-189. Pubmed
3. Aguilar, S. S., Wengreen, H. J., & Dew, J. (2015). Skin carotenoid response to a high-carotenoid juice in children: A randomized clinical trial. Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, 115(11), 1771-1778. Pubmed
4. Ito, N., Seki, S., & Ueda, F. (2018). The protective role of astaxanthin for UV-induced skin deterioration in healthy people—A randomized, double-blind, placebo-controlled trial. Nutrients, 10(7), 817. Pubmed
5. Guan, L., Liu, J., Yu, H., Tian, H., Wu, G., Liu, B., ... & Liang, X. (2019). Water-dispersible astaxanthin-rich nanopowder: preparation, oral safety and antioxidant activity in vivo. Food & function, 10(3), 1386-1397. Pubmed
6. Wang, T., Hu, Q., Lee, J. Y., & Luo, Y. (2018). Solid Lipid–Polymer Hybrid Nanoparticles by In Situ Conjugation for Oral Delivery of Astaxanthin. Journal of agricultural and food chemistry, 66(36), 9473-9480. Pubmed
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by N Iván Contreras